El espacio físico donde se ubica la actual sede del Terracotta Museo de la Bisbal ha sido, desde hace muchos años, un lugar dedicado en la fabricación de cerámica. A principios de siglo ya encontramos instalada una alfarería, denominada Àmfora, especializada a elaborar cerámica para uso doméstico.

El año 1922, Salvador Fuster adquiere un solar de 5.467 m2 situado en la calle industria n.º 8 para construir una fábrica dedicada a la elaboración de cerámica de revestimiento. El éxito de la nueva industria espoleará a ampliar el espacio; en 1926, Fuster compra un solar contiguo para almacén y embalaje, en el cual ya existía una edificación utilizada anteriormente por “Nicolau i CIA”, también dedicada en la fabricación de cerámica aplicada a la construcción. El año 1928 se constituye la Sociedad Terracotta-Fuster SA (con el arquitecto Pelayo Martínez como uno de los principales accionistas) para continuar con la misma actividad pero ahora con una orientación mucho más industrial.

La evolución arquitectónica de la fábrica, que abraza desde la edificación del núcleo primitivo (antes de 1922) hasta la consolidación de la planta actual del edificio, pasa por sucesivas ampliaciones y reestructuraciones, hasta llegar a la última del 1970. Esta industria, con altibajos, con momentos muy salidos bien y con momentos de decaimiento, prosiguió con la producción hasta el año 1984, cuando suspendió definitivamente su actividad. El año 1987 fue adquirida por el Ajuntament de la Bisbal d’Empordà para instalar el Museu.