La fragua fue uno de los últimos talleres de producción de hierro en Catalunya. Allí se manipulaba el hierro para elaborar la materia primera que después transformaban otros profesionales. Es una de las fraguas mejor conservadas, donde destacan los dos martinetes originales.
La Fragua Palau es un testimonio único de la época que permite explicar la evolución de la fragua. Su característica más singular son los dos martinetes instalados con almohadillas metálicas, mango de olmo y mazo de acero, que el equipamiento conserva, entre otros mecanismos.
La visita a la fragua se complementa con la del Museo Etnográfico, donde se pueden apreciar los productos con hierro que provienen de la fragua.
A lo largo de la historia, Ripoll ha sido la cuna de la protoindustrialización de Catalunya, porque se han realizado varias actividades industriales. La Fragua Palau de Ripoll es uno de los últimos ejemplos de una industria histórica, la fragua catalana, que tuvo un papel muy importante en el desarrollo industrial para la obtención del hierro durante los siglos XVII y XVIII.
Dedicada a la manipulación del hierro en el siglo XVII, el establecimiento mantuvo su actividad hasta 1978, y conserva aún los mecanismos de un sistema de trabajo que se extendió por todo el principado, la fragua catalana. Los productos más importantes de la Fragua eran las armas de fuego, las llaves y las rejas. Fue la única fragua de Catalunya que aún elaboraba piezas de cobre hasta la segunda mitad del siglo XX.
La Fragua Palau dispone de un sistema de acceso que permite hacer la visita de forma autónoma y libre. Para hacer la visita libre se tienen que comprar las entradas a la recepción del Museo Etnográfico de Ripoll.
Para más información y visitas de grupos consulta la web del museo.
